It hurts.

Dicen que a través de las palabras, el dolor se hace más tangible. Que podemos mirarlo como a una criatura oscura. Tanto más ajena a nosotros cuanto más cerca la sentimos. Si uno de estos pequeños granitos enferma, el resto del organismo enferma también. Pero yo siempre he creído que el dolor que no encuentra palabras para ser expresado es el más cruel, más hondo… el más injusto.

jueves, 12 de abril de 2012

Tú.

Con un nudo en la garganta te puedo decir que hace tiempo llegó a mi vida alguien que me la cambió por completo, que me definió a la perfección cosas que nadie se había dedicado a enseñarme, que en poco tiempo me dio más cosas de las que nadie me había dado en mucho, mucho, mucho tiempo. Y yo me limité a quererla, a adorarla y admirar su fuerza, a agradecerle el apoyo y el empeño que me dedicaba día a día, devolviéndoselo de la misma manera, o bien intentándolo por lo menos. ¿Cual era el problema y qué era lo que nos separaba? Pues eran 820 kilómetros, ni más ni menos. Dejémoslo en 820 pasitos que en pocas horas nos los podríamos tragar. Pero aquí todo se sabe, y claro está que nunca hemos tenido nada fácil, y sencillamente, la suerte nunca ha estado de nuestro lado ya que la burlamos al conocernos. 
Distancia. Enorme distancia. Aquí está aquella a la que ambas hemos odiado día sí, día también, como las que más. Siempre he mantenido firme el pensamiento de que tú y yo estábamos predestinadas a ser vecinas, pero el destino tiene sus fallos, y lo tuvo con nosotras, dejándonos caer una en cada punta de España. ¿Pero qué nos importaba? Estuvimos unidas tres años, tres años de conversaciones diarias y constantes, de risas y de lágrimas, momentos que los llenamos de planes que nunca se llevaron ni se llevarán a cabo. Sigo confirmando que esos tres años contigo jamás los cambiaría por nada, porque sigues siendo lo más grande del mundo, lo más especial y te quiero hasta lo inimaginable por ello.
Ahora mismo las cosas han cambiado, muchos lazos no se han desecho pero sí han aflojado el agarre, la intensidad de las cosas no es tan grande ni tan fuerte como era hace un tiempo pero me queda el consuelo de que todo pasa y hasta puede que vuelva, quién sabe. Soy consciente de que me he perdido tantos detalles de tu vida como tú de la mía, y eso es lo que me ahoga. Y lo que me mata ya no es ver que tienes algún problema, sino sentir en mí tu ansiedad, ¿me entiendes? Sentir el vacío en el pecho de saber la infinidad de momentos en los que estás muriendo por dentro y darme cuenta de que no puedo mover ni un puto dedo para hacer que te sientas mejor.
¿Quieres que te diga qué me queda? ¿Con qué me quedo y qué es lo que pienso guardar para el resto de mis días bien hondo en mi corazón para que no pueda escaparse? Me quedo con Madrid. Me quedo con ese puto milagro que estuvimos persiguiendo durante tres largos años, con nuestro milagro. Con ese 11 de Julio del año pasado que me devolvió la vida que me faltaba después del crudo año que pasé. Me quedo con las eternas horas de autobús que definitivamente me llevarían a ti, a cumplir un sueño a tu lado. Me quedo con esos pocos minutos que transcurrieron desde que me llamaste y me dijiste que fuese a por ti, que estabas en la puerta, me quedo con eso, con cada pasito que daba casi corriendo, cuando giré esa esquina y te buscaba casi al borde de un ataque de nervios con un nudo en la garganta y el corazón a mil, con los nervios a flor de piel, siendo totalmente consciente de que tú estarías esperando en esas escaleras. Me quedo con ese puto abrazo, Elena, con el abrazo más especial de mi vida, el único que guardo en formato vídeo para poder verlo cada noche y recordar que fuiste real, que eres real, y que todo lo que tuve a raíz de ti era de carne y huesos aunque yo no pudiese tocarlo físicamente. Me quedo contigo, siempre, y pase lo que pase. Porque aunque no puedas verme, ni tengamos conversaciones a diario, aunque ya casi ni me acuerde del sonido de tu voz y aunque no me sepa tu vida de pé a pá como la sabía antes.. A pesar de todo eso me quedo contigo, estoy a tu lado en todo momento y cuando más me necesites. Tú sólo házmelo saber y lo dejo todo sólo para escucharte.




Porque cuando no sepas que hacer, seré tu ángel, sólo para ti.


No sé tú, pero yo me quedo justamente con esto.

Y que te quiero, ni se te ocurra olvidarlo nunca.



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