It hurts.

Dicen que a través de las palabras, el dolor se hace más tangible. Que podemos mirarlo como a una criatura oscura. Tanto más ajena a nosotros cuanto más cerca la sentimos. Si uno de estos pequeños granitos enferma, el resto del organismo enferma también. Pero yo siempre he creído que el dolor que no encuentra palabras para ser expresado es el más cruel, más hondo… el más injusto.

martes, 21 de agosto de 2012

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No me la quito de la cabeza, no puedo de ninguna manera. No hay momento en el que recuerde esa noche y no se me encoja el estómago, es imposible evitar esta sensación al recordar sus labios rozando y mordiendo los míos sin cansarse. No quiero ni meterme en la cama porque ahora no va a estar ella, no va a estar y me costará horrores dormir. No entiendo qué ha pasado, qué me ha pasado. Creo que la quiero. Bueno, mejor dicho, que la quiero un poquito, muy, muchísimo más cada rato y eso, eso me da mucho miedo. Me da miedo querer, y más si se trata de quererla a ella, porque sé que no me quiere igual. Me supera. Repito en mi cabeza otras mil veces que no entiendo qué me está pasando, o más bien sí que lo sé pero me absorbe el miedo y me lo niego. Pero es que de repente llega, me abraza y todo se disipa. Después me mira a los ojos, me sonríe y todo mi puto caos se pone en orden, contradiciendo a mis latidos, que los muy locos se aceleran, como si quisieran expulsar este corazón hacia fuera. Y entonces definitivamente lo veo, me doy cuenta, y ya lo sé, es el sonido de su risa y esa sonrisa. Esa sonrisa suya, joder.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada. Un saludo desde http://marisa-dulcetentacion.blogspot.com.es/?m=1

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  2. Joder tía. Me pasa lo mismo, exactamente. Creo que estamos perdidas... muy perdidas por ellas. Pero que le vamos a hacer, es lo que hay. Nos enamoran con la sonrisa y ya nos quedamos tontas. Un beso preciosa.

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